viernes, 12 de diciembre de 2008

¡Puente de diciembre y a correr desde el puente!

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Pues sí.... y me las prometía muy felices con eso de tres días de puente que servirían para desconectar del trabajo y los agobios del día a día, para evadirme de todo... ¿de todo?...noooooo, menos de una cosa: "el malévolo" plan de mi entrenador para ¡castigarme las piernas!.

La decisión estaba tomada, me fui a pasar el puente a la montaña, a una casita de un pueblo de la provincia de Huesca llamado Arén, donde por cierto habitan unos indígenas muy peculiares. El enclave es perfecto y la casa comodísima, desde allí se pueden hacer infinitas excursiones por diferentes valles de la zona del Pirineo y además está rodeado de pistas forestales para poder correr, y justamente eso es lo que me tocaba hacer el domingo día siete, pero correr nada más y nada menos que 24 km a 4´40´´el Km.

La mañana del domingo era clara y fria, con 4º de temperatura y un bonito sol, lo más destacable, por el contraste con el entorno, era mi atuendo: guantes y cinta para las orejas y frente, mallas largas, tres capas de camisetas (una polar), un buff y cinturón con botellines de agua, todo esto aderezado con esas combinaciones de colores tan "discretas" que tienen la ropa deportiva de los "runners". -todo un espectáculo para las vacas de las granjas-.

Inicio la salida en el "Pont d´Orrit" la pista por donde voy a entrenar pertenece al lado catalán conocido como la "Terreta", se trata de un circuito que ya conocía en BTT del verano pasado. En algunos tramos de esta va paralela al rio Noguera Ribagorzana y que además pasa por diferentes granjas, campos de cereales, riachuelos y bosques y hasta incluso una ermita la de la "Mare de Déu de la Mir".

Cuando me dispongo a dar los primeros pasos para correr, ¡ZASCA!, un dolor tremendo se apoderó de mi pierna izquierda que de poco me paraliza....¡grrrrr...! maldito soleo pensé (el soleo es ese músculo de la pierna que se encuentra en su cara posterior, debajo de los gemelos). Me di tregua y seguí corriendo pensando que se pasaría, que lo de empezar a correr en cuesta siempre tiene un precio y que ¡caramba! debe ser el frío...pero ¡no!, el maldito dolor se mantuvo firme durante los 24 km sin darme respiro, punzando fuertemente en las interminables subidas de tres kilómetros y lo que es peor, en las bajadas. :-(. Estuve tentado en ocasiones de abandonar el entrenamiento, tenía que parar de vez en cuando para hacer estiramientos y seguir en la brecha, y lo conseguí, terminé mi sesión como un jabato sintiéndome muy fuerte y aunque parezca mentira con ganas de seguir.

Pero sobre todo habría continuado para seguir disfrutando de la única cosa que hacía soportable y llevadero el dolor del soleo: la visión tan espectacular del entorno, un paisaje donde en el horizonte se elevaban los Pirineos totalmente nevados, un aire perfumado y fresco que se desprendía de los bosques húmedos y la pista, que pese a ser muy dura por las interminables subidas, era muy variada con cruces de riachuelos casi helados ... !Pura Delicia!

Hay documentos fotográficos que testimonian el estado deplorable al que llegué tras soportar durante dos horas y en los 24 Km un dolor tan agudo y persistente en la pierna cada vez que impactaba con el suelo, pero esas fotos están vetadas en este blog, de momento ;-)

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